Ya apareció el peine –dicen en mi pueblo- del motivo por el cual no ha “prosperado” la llamada Reforma del Poder Judicial en el estado de Veracruz, pues resulta que los señores magistrados están pretendiendo que se les otorgue una pensión con el total de su sueldo y compensaciones, que suman cerca de los 125 mil pesos mensuales.
Aunque según afirma el diputado Flavino Ríos Alvarado, Presidente de la Comisión de Justicia no existe ninguna propuesta en la Legislatura en ese sentido para ser sometida a discusión y en consecuencia no puede ser aprobada, el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Alberto Sosa Hernández anunció que espera que en el curso de la presente semana se pudiera dar el visto bueno a la petición de los magistrados.
Pero ya desde antes de que se diera a conocer oficialmente las intenciones de los magistrados de que dentro de la Reforma al Poder Judicial se aprobara su jubilación con el monto total de sus percepciones, diputados de partidos de oposición y diversos sectores sociales han manifestado su rechazo a tal idea.
En principio, ahora resulta que aunque la ley aprobada también por los diputados locales impide que ningún funcionario estatal, ya sea del poder ejecutivo, judicial o legislativo, pueda ganar un sueldo superior al que recibe el propio gobernador del estado, ahora nos estaríamos enterando, que los señores magistrados encargados de hacer justicia y aplicar las leyes, estarían recibiendo mensualmente un salario chiquito, pero unas compensaciones grandotas, para sumar 125 mil pesos mensuales, que no cobra ni el propio gobernador, Javier Duarte de Ochoa.
La pregunta obligada es ¿pues cuál es el trabajo casi heroico que realizan los señores magistrados del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Veracruz? Para justificar el cobro de sueldos y compensaciones tan elevadas, sobre todo si la comparamos con los salarios que reciben no solo la burocracia estatal, sino el que no reciben los miles de desempleados que hay en la entidad.
Efectivamente, se trata de impartir justicia, esa es la actividad primordial de los señores magistrados del Tribunal Superior de Justicia en el Estado, pero lo cierto es que tampoco realizan una labor tan efectiva, rápida y expedita, ya que de todos es conocida que la aplicación de las leyes es lenta y no pocas veces, sujeta a inclinar la balanza hacia quienes pueden ponerle un contrapeso.
Lo grave de todo esto, es que mientras los magistrados pretenden que se les paguen elevadas prestaciones de jubilación, incluyendo sueldos y compensaciones, como no lo hace ningún trabajador del estado, se les otorgue una calidad de empleados de excepción, aumentando la pesada carga del Instituto de Pensiones del Estado, que es el que a final de cuentas tendría que pagarles esos honorarios desproporcionados.
Mientras tanto, la Reforma del Poder Judicial, seguirá durmiendo el sueño de los justos, la puesta en marcha de los juicios orales, continuará siendo un buen propósito y los veracruzanos tendremos que esperar a que los magistrados decidan aplicar la sentencia de que el buen juez, por su casa empieza.
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