“¡Con cuán pequeño fuego
se incendia tan grande bosque!”
Santiago 5:3
Por: Armando Ortiz
Señor procurador, reciba de mi parte un cordial saludo. En primer lugar quiero dejar bien claro que esta carta no tiene intenciones protagónicas, ni afanes de mostrar una valentía o temeridad que no poseo; no quiero que piense que es una demostración de que no le tengo miedo, porque la verdad, sí le tengo miedo. Por los muchos años que lo conozco, por su servicio público, me he dado cuenta de lo que es usted capaz. Y no debería temerle, pues si bien usted es, a decir de un periodista, “el mejor abogado del Golfo de México”, ante todo es el fiscal del estado, el hombre encargado de hacer que la justicia se cumpla en Veracruz.
Debo aclarar que mi miedo no es tan gratuito como se pueda pensar. Tampoco es un miedo mórbido que no me deje dormir por las noches. Mi miedo radica en mi incapacidad por no entenderlo, por no entender a este gobierno que un día nos dice que vivimos en paz y armonía, y a los pocos días la realidad explota como una granada en el Acuario de Veracruz. Y entonces me pregunto: ¿qué caso tiene tratar de contradecir a la realidad?
Apenas el jueves estaban ustedes culpando a las redes sociales de haber ocasionado la psicosis entre la población del Puerto y al día siguiente se registraron balaceras en diferentes lugares de Veracruz y Boca del Río; valga decir que de ello me enteré por las redes sociales. No son inventos míos ni de los twitteros, aclaro, no tengo pretensiones terroristas. La confirmación la escuché el sábado por la mañana en el noticiero de Telever, la misma televisora que le hizo una entrevista en su noticiero nocturno del jueves.
En esa entrevista usted, con mucho aplomo, se ufanó de la captura de uno de los ciberterroristas. Habló de la gran capacidad tecnológica que tiene la policía cibernética, de las muchas horas que se tomaron para localizar la cuenta y al usuario, al que finalmente ya tenían detenido y confeso.
Tampoco es la gran cosa señor procurador. Un servidor sin tanta tecnología sólo puso en el buscador de Google la cuenta de Twitter del que lanzó las primeras advertencias falsas, es decir, @gilius_22 y se encontró con que el sujeto no se anda escondiendo y hasta pone su apelativo, “El piragua”, también una foto (mejor que la que ustedes publicaron) y las de sus familiares; su edad, música favorita, películas, inclusive su signo del zodiaco, todo en su página de Metroflog. El caso de Maruchi Bravo tampoco tiene gran mérito, su twitter es @maruchibravo, ni modo que no le atinaran. Y hasta eso, parece que los policías que la fueron a detener para su presentación (ahora se sabe que fueron a detenerla) equivocaron la dirección y fueron directo a casa de su hija, que se encontraba sola con su pequeño hijo, los cuales se llevaron el susto de su vida; ¡a qué muchachos tan distraídos!
Vuelvo a lo del miedo señor procurador Reynaldo Escobar. En la entrevista que le hiciera el periodista Rogerio Pano, casi al final, usted señaló que se iba a aplicar todo el peso de la ley en contra de esos “ciberterroristas”. Y después, en un lapsus del que tal vez no fue consciente (si lo ha sido me daría más miedo), señaló que se tenían detectadas otras cuentas de Twitter y además cuentas de Facebook en donde personas con tintes “intelectuales” estaban desprestigiando, hablando mal del gobierno. ¡Sopas!
Señor procurador, tengo varias preguntas: ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? ¿Quiso usted decir que los que hablan “mal” del gobierno también son “terroristas”? ¿Qué es hablar “mal” del gobierno? ¿Decir lo que está pasando en las dependencias públicas, sacar a la luz la corrupción, los derroches, abusos, la ineficiencia, es desprestigiar a Veracruz? ¿No son los que roban, los que corrompen, los que no trabajan, los que ocultan nóminas, los que viajan con sus amigas a Europa a costa del erario, los que engañan, los que mienten, los que amenazan, quienes desprestigian a Veracruz?
Y luego ese énfasis y ese ademán de comillas con las manos que usted hizo al pronunciar intelectuales (malditas sean mis clases de Semiótica); hasta escalofríos me dieron. Pregunto: ¿Cuál es la diferencia entre intelectuales e “intelectuales” según usted?
¿Se da cuenta de mi miedo? Tal vez, por error de apreciación, estoy entre el grupo de “intelectuales” con comillas que usted señalara. Porque si bien soy consciente de que no estoy hablando mal de Veracruz, debo reconocer que a veces sí me pongo a decir lo que está mal en Veracruz; cuestión de sintaxis, como puede ver.
Mi ocupación, y la de muchos compañeros periodistas que utilizamos el Facebook (el twitter todavía no lo sé usar) para difundir artículos y notas informativas, es brindar un servicio a la comunidad, es procurar que el ciudadano forje un criterio y tenga un panorama más completo de esta compleja realidad. Yo mismo estoy en el esfuerzo de ser ciudadano y por lo tanto, como escribiera Denise Dresser, como buen ciudadano debo “descubrir la verdad aunque haya tantos empeñados en esconderla”.
Pero no tengo la perversa intención de provocar pánico; es más, creo que si la intención de Gilberto Martínez Vera, el acusado de terrorismo, fue crear ese pánico, debe ser sancionado de acuerdo a lo que la ley estipula. Pero si el tipo sólo se dejó llevar por su pánico y sin considerar las consecuencias lo transmitió a los demás, eso no es terrorismo, es psicosis, una psicosis justificada, pues en las últimas semanas es raro el día que Veracruz no tenga enfrentamientos entre bandas criminales.
Señor procurador, espero que no me lo tome a mal. No defiendo a nadie que sea responsable intencional de lo que pasó. Pero sí me preocupa que tenga en su mente la idea de que algunos estamos hablando “mal” de Veracruz y que por eso debemos ser “investigados”.
¿No debería usted mejor estar investigando a esos que están haciendo daño a Veracruz; a esos que en el gobierno anterior engañaron y “permitieron” (las comillas son para enfatizar que la omisión en el servicio público también es una falta grave) que la delincuencia organizada asentara sus bases en nuestro estado? ¿Los mismos funcionarios que con toda intención dejaron al estado en una situación desastrosa, situación que hoy día usted y nosotros estamos padeciendo?
¡Ups! ¿Usted fue secretario de Gobierno en el sexenio pasado? Perdón si piensa que también hable mal de usted.
A manera de colofón, y como sé que usted es un hombre religioso, le dejo una cita bíblica que sé le será de mucha ayuda, si la reflexiona claro, Santiago Cap. 3: 5 “Así, también, la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo hace grandes alardes. ¡Miren! ¡Con cuán pequeño fuego se incendia tan grande bosque!”
Sólo por curiosidad revise lo que sus declaraciones sobre terrorismo ocasionaron. En las páginas de Facebook y en los mensajes de Twitter, la gente, como avalancha, se puso a insultar al señor gobernador; ¿qué necesidad había de eso? Hasta él tuvo que contestar de manera mesurada esos insultos: @Javier_Duarte: “Q patética debe de ser la vida de quien siente q a través de un insulto en el twitter es importante, pobres hay q hacer algo por ellos”. Pero qué necesidad.
Sin más por el momento señor procurador, me despido, esperando sinceramente que usted y los suyos se encuentren bien de salud y haciendo votos para que en su sano juicio usted no me considere de esos “intelectuales” con comillas que desatinadamente comparó con terroristas.