La “Reconquista” Española de Veracruz

Por Miguel Ángel Cristiani González

Nuevamente, como ocurrió hace ya más de 500 años, los españoles se disponen a realizar una nueva conquista en nuestro país, aunque ahora únicamente se limita al estado de Veracruz, en donde a diferencia de la llegada de Hernán Cortés, hoy vienen como empresarios de cuello blanco, pero igualmente dispuestos a cambiar espejos y cuentas a cambio de nuestras riquezas naturales.

Dicen en mi pueblo, que “quienes no aprenden de la historia, están condenados a repetir los mismos errores del pasado”  y esto es lo que está ocurriendo hoy en el estado no próspero de Veracruz, en donde las autoridades estatales y federales, están abriendo las puertas a empresarios españoles que ya se encuentran realizando obras de proyectos hidroeléctricos y presas en los ríos, seguramente a cambio de algo más que espejitos.

Tal y como ocurrió hace más de 500 años, cuando llegó el conquistador Hernán Cortés a entrevistarse con el cacique indígena –apodado el cacique gordo- para establecer una alianza en contra de los aztecas, a cambio de espejitos y baratijas, le entregaron el tan codiciado oro que despertó la codicia de los españoles, que pese a su reducido número, se lanzaron a conquistar a nuestro país.

Apenas la semana pasada, el gobernador Javier Duarte de Ochoa  se reunió en el puerto de Veracruz, con empresarios españoles integrantes de Fomento de Construcción y Contratas (FCC) S. A. de C. V que a cambio de “atraer más recursos y más financiamientos que detonen el desarrollo en infraestructura” habrán de realizar obras millonarias en la entidad.

Entre las obras que se proyectan, el gobernador Duarte de Ochoa destacó la implementación de un sistema de transporte metrobús para la zona conurbada Veracruz-Boca del Río y el desarrollo del proyecto para la construcción del aeropuerto de Xalapa, ya que con una población cercana al millón de habitantes existen condiciones para atraer aerolíneas grandes y de tipo comercial.

A esta reunión asistieron el presidente de FCC Construcción, Mauricio Amodío Herrera; el director general de FCC Construcción, Avelino Acero Díaz; el director Zona América en FCC Construcción, Eugenio del Barrio; los socios Víctor Aboumrad y Luis Amodío Herrera, así como el vicepresidente de Impulsa Infraestructura, Pedro Chávez y el secretario de Finanzas y Planeación del gobierno del estado, Tomás Ruiz González.

Pero ahora se sabe, que otros grupos de empresarios españoles, también se encuentran ya realizando la llamada Presa Proyecto Hidrológico Veracruz, en la sierra de Zongolica, en donde se engañó a los indígenas para apoderarse de sus terrenos, comprándoles a siete pesos el metro y con la promesa de darles láminas para sus viviendas. Igualito que los conquistadores españoles hace 500 años.

No es el único caso, ya que según se sabe, son 112 proyectos hidrológicos, los que pretenden llegar a cabo los empresarios españoles en diversos puntos de la entidad veracruzana.

El de la sierra de Zongolica ya se encuentra bastante avanzado, pues lleva casi un 50 por ciento de construcción la presa, pero en Tlapacoyan y Jalacingo, gracias a que la población interpuso demandas ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se ordenó la suspensión de las obras, aunque no ocurrió lo mismo con el proyecto de Jalcomulco que pese a las denuncias de los vecinos por los daños que se causarán al medio ambiente y sobre todo a las empresas de turismo de aventura que trabajan sobre el río los pescados, sigue adelante, al igual que el proyecto El Naranjal en la zona centro del estado.

Los proyectos hidrológicos de las empresas españolas, son un negocio redondo, pues solo tienen que construir las presas, para aprovechar el agua de los ríos, para generar electricidad, que después habrán de vender –seguramente a la Comisión Federal de Electricidad- a muy buen precio.

Los daños a la ecología y el medio ambiente, esos parece no preocuparle a las autoridades estatales y federales que han brindado todas las facilidades y permisos a los extranjeros para que vengan de nuevo, a darnos cuentas de vidrio, a cambio de nuestras riquezas naturales.