El gobierno federal no quita el dedo del renglón. No habrá titubeos en usar todo la fuerza del régimen para debilitar al PRI por presuntos nexos con el narco.
El presidente Felipe Calderón lleva esa campaña con cronómetro.
El primer “derechazo” fue la entrevista publicada por The New York Times, el 16 de octubre: “Algunos miembros del PRI piensan que un arreglo con el narcotráfico podría funcionar para disminuir la violencia en el país”.
La declaración desató la furia tricolor. ¿Te acuerdas, profe Moreira?
Luego vino el segundo “mandarriazo”: la elección de Michoacán, manchada por las amenazas del crimen organizado en supuesto apoyo a candidatos del PRI.
Y ahora, el régimen calderonista prepara el tercer golpe.
La PGR, con ayuda de la DEA, lleva cuatro años hurgando en la ropa sucia del ahora ex gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán. Las investigaciones se basan en declaraciones de 14 testigos protegidos. Esos “sapos” trabajaron en el gobierno del veracruzano… y todos acusan al ex gobernador de haber ofrecido protección a Los Zetas… y hasta de departir con ellos.
Uno de esos “soplones” es un ex miembro de la Agencia Veracruzana de Investigación, el FBI jarocho. Tal sujeto chambeaba doble. De día era policía y, de noche, chofer y guardaespaldas de alias El Amarillo, líder y fundador de Los Zetas, detenido en enero pasado.
La PGR tiene un grueso expediente que documenta las presuntas reuniones que tuvo el ex gobernador Herrera con Braulio Arellano Domínguez, alias Z-20, El Gonzo, y un tal Miguel Treviño Morales, connotado líder de la banda.
La primera reunión fue en Chicontepec, donde El Negro Fidel Hererra fue fotografiado con El Z-20. Hubo otra en el hotel Mabiel, de Coatzacoalcos, a finales de 2008.
Según el testigo soplón, Fidel Herrera acudía a sus encuentros con la mafia acompañado del secretario de Gobierno, Reynaldo Escobar Pérez. Sí… el mismo presunto responsable de la ejecución de Yolanda Ortiz, reportera del diario Notiver.
El negro pasado de Fidel Herrera lo conocen todas las agencias estadunidenses de inteligencia. El diario The Wall Street Journal publicó hace dos años que el FBI investigó los nexos de Herrera Beltrán con el narco, por permitir a Los Zetas utilizar rutas para el trasiego de drogas, a cambio de dinero.
El presidente Felipe Calderón se frota las manos. Todo lo que escurra es miel. Si esta jugada sale bien, habrá logrado coronar su cometido. Meter en la cabeza de los electores que el PRI es el nuevo peligro para México.
¿Será casualidad que Fidel Herrera esté buscando llegar al Senado para protegerse de sus enemigos bajo el manto del sagrado fuero constitucional?
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