La tolerancia es una palabra muy utilizada por los militantes del pensamiento único que han decidido venderla como sustancia ideológica fundamental para su tipo de democracia, en donde no se busca educar ni formar a la gente. Al pueblo es más barato hacer que se soporte o tolere, a educarlo para que se respete; configurar una realidad en donde las leyes separen a hombres de mujeres en el transporte público o que impidan que se digan palabras altisonantes para adjetivar a alguien son temas básicos para que la mediocridad que viene con el neoliberalismo se fortalezca.
La tolerancia la aplican los que hacen un negocio con el concepto porque obtienen fondos para hacer campañas en su favor, la tolerancia es permisiva y no busca el desarrollo social, sino el mínimo básico de coexistencia sin valorar a nadie en su naturaleza y diferencia, por eso es sustancial que para la falsa democracia haya un falso respeto.
La tolerancia en México hasta ahora es exitosa ya que aguantar a los demás es una cosa, pero conocerlos, reconocerlos y valorarlos es otra muy distinta. La tolerancia no es exactamente un concepto cargado de ética, a diferencia del respeto; la ética es ponerse en los zapatos de los otros y la tolerancia sencillamente no pide que tratemos de sentir lo que el resto, sino que simplemente los aguantemos y nos hagamos de la vista gorda al notar que no son como nosotros.
Tolerar el maltrato y el sometimiento en las oficinas de gobierno, empresas, partidos o iglesias es que le hagan esperar horas y horas para ser recibido, que no le apoyen en tiempo y forma con las gestiones y que se siga presentando como si le fueran a hacer un favor al vender, atender o cumplir la ley; tolerar es callarse cuando ve injusticias en cualquier parte; tolerar es no meterse en una golpiza contra alguien indefenso; tolerar la corrupción es justificar que por estar en ciertos cargos la gente deba robar o abusar; tolerar la segregación es permitir la existencia de espacios para “very important people” o exclusivos, ya que excluyen; tolerar el machismo es ver como normal que las mujeres están para atender al marido, abrir las piernas y ser obedientes mientras a los hijos se les educa bajo ese esquema; tolerar la injusticia es dar dinero a los limosneros que no luchan por sus derechos, siendo cómplice de un gobierno que no está viendo por todos sus ciudadanos; tolerar el outsourcing que viola los derechos de los trabajadores es querer hacer de ese abuso un negocio y caravanear al que lo realiza poniéndole el mote de exitoso; tolerar la violación de niños y niños por debilidades humanas es tolerar el abuso, la manipulación, el engaño; tolerar al gobierno que se mezcla con los criminales es creer que vivir aislados del resto es lo que debe ser en “estos tiempos”; tolerar la mediocridad, la falta de calidad y la corrupción es justificar que las instituciones fallan por quienes las componen, como si la institución fuera un edificio; tolerar la ignorancia es justificar al que no lee y al que busca ganar calificaciones aprobatorias sin esfuerzo.
Note cómo cambian las percepciones cuando le digo que más que tolerar los abusos hay que respetarlos, ¿está usted de acuerdo? ¿Quiere usted tolerar a la curia corrupta o respetarla? ¿Tolera o respeta a los políticos burros? ¿Tolera o respeta a los machistas golpeadores? ¿Un gay busca ser tolerado o respetado? La tolerancia es digna del mediocre conformista, el respeto, de los verdaderos humanos.
Tolerancia es el margen de error admisible en la construcción de un producto o persona, respeto es valorar al otro en su diferencia teniendo reciprocidad en trato, reconociéndolo y valorándolo.
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